Ciertamente ha habido un incremento muy importante de los ciberataques a todo nivel y escala este año. Pero, fundamentalmente, en el 2023 vamos a ver una continuidad de lo que ya está pasando en América Latina que es el aumento de los ciberataques a entidades gubernamentales. Esto ya pasó en Europa y Estados Unidos. Ahora es el turno de nuestra región.
Lamentablemente, porque aquí se dan las condiciones para que esto ocurra.
Las entidades gubernamentales necesitan tener alta disponibilidad y continuidad en sus servicios y sistemas, porque sirven a la población y son parte de la infraestructura crítica de un país, por lo que el impacto de un ciberataque es muy alto.
Además, el volumen de información y la sensibilidad de los datos que manejan es de sumo cuidado, pues tienen que ver con datos de la vida cotidiana de las personas, un factor muy tentador para los ciberatacantes.
Por lo mismo, en el 2023 veremos un cambio en la falta de priorización de los programas de ciberseguridad y su falta de presupuesto. Esa tendencia está cambiando, se está revirtiendo, precisamente debido a la digitalización, el uso de nuevas tecnologías y la exposición creciente a los riesgos que esta realidad implica.
Derivado de lo anterior, el 2023 también se ha de incrementar la formación y capacitación en ciberseguridad de los usuarios. Siempre se dice que el usuario es el eslabón más débil y las estadísticas señalan que el 97% de la población mundial no sabe reconocer un mail de phishing. Ahí hay un gran desafío para tomar conciencia e invertir en concientización tanto de usuarios, como de colaboradores internos y externos.
Ante ese panorama, cada vez habrá más demanda por servicio, herramientas y programas de formación y educación, como claves para prevenir. Hay reglas mínimas que un usuario tiene que saber antes de dar un clic en un mail que no sea de un remitente conocido. No hay que olvidar nunca que estamos a un clic de todo, pero ese clic tiene que ser seguro.
Por último, otra tendencia para el próximo año es la erradicación de las contraseñas. La identidad biométrica irá ganando espacio como la forma más segura de accede a todas las plataformas digitales. Puede cambiar la tecnología o el dispositivo, pero la única constante es la identidad personal.
Así, tanto empresas públicas como privadas deben comenzar a prepararse para estar mejor posicionadas y prevenidas ante un ciberataque.
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