El cambio climático es uno de los principales retos a los que se enfrenta la sociedad para proteger su futuro y el del planeta. El calentamiento global es una realidad, y reducir nuestro impacto es urgente, lo que es discutido mundialmente desde hace un par de décadas.
Actualmente nos enfrentamos a un fenómeno innegable que genera consecuencias nocivas en el planeta: el efecto invernadero. El derretimiento de los hielos, el crecimiento del nivel del mar, la migración forzada de especies o la desertificación de territorios fértiles son algunas de las muestras concretas de dicho cambio climático. Estas se deben principalmente a conductas humanas relacionadas al consumo eléctrico, los combustibles, los desechos y la destrucción de los ecosistemas.
Para frenar el cambio climático, existe un camino: la descarbonización. Esta corresponde a un proceso progresivo de reducción de emisiones de C02 a la atmósfera. Su objetivo es lograr una economía global con bajas emisiones que consiga la neutralidad climática a través de la transición energética. Entonces, para lograr la descarbonización es necesario un cambio estructural que elimine el carbono de la producción de energía. Se trata de fomentar la economía en base a energías alternativas limpias que emitan únicamente lo que el planeta puede absorber. Si conseguimos reducir dichas emisiones y alcanzar Carbon Zero, estaremos dando un paso muy importante en la lucha contra el calentamiento global.
De esta manera, abordar esta problemática y reducir la cantidad de energía que utilizan las fábricas, los hogares, los edificios y economías es una forma importante de reducir nuestro impacto. Sin embargo, para conseguir ser neutros en carbono es de vital importancia el compromiso de la sociedad, los gobiernos y las grandes empresas. Son necesarias tanto políticas gubernamentales que hagan realidad una economía baja en carbono, como iniciativas para favorecer la innovación y el desarrollo sostenible.
El paso de las energías fósiles a las renovables es un punto clave en esta lucha contra el cambio climático y representa un nuevo paradigma.
La transición a energías renovables implica dar un paso hacia adelante. Se trata de impulsar los enfoques y las tecnologías existentes y ponerlos al servicio de este cambio de paradigma.
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