El cambio climático ya está aquí. A finales del siglo XX, científicos como Mario Molina, premio Nobel de Química, y políticos como Al Gore, premio Nobel de la Paz, advertían de la crisis que se avecinaba producto de la contaminación, la actividad industrial y el deterioro de la capa de ozono. Un problema profundamente entrelazado con el uso de combustibles fósiles.
Por eso han tomado más fuerza las inversiones que apuestan por el litio, un alcalino que es parte angular de la revolución tecnológica del siglo XXI, y que ha hecho que países como China, Corea del Sur y Japón enfoquen sus ojos a América Latina, que posee reservas de “oro blanco” que multiplican su valor año con año.
“El concepto detrás de las baterías de litio ya no se va a ir nunca, porque es el poder de almacenar energía y consumirla cuando deseas”, explica Alejandro Fajer, CEO y director de operaciones de Quartux México, empresa mexicana especializada en diseñar y operar sistemas inteligentes de baterías de litio para el almacenamiento de electricidad para el sector industrial.
“Sin duda México tiene potencial para convertirse en uno de los principales proveedores a nivel global de este recurso, pues contamos con los yacimientos más grandes del mundo y somos vecinos del mayor consumidor de baterías en el mundo: Estados Unidos”, señala.
Sin embargo, el litio ha sido un tema polémico a nivel nacional, pues en abril de este año se nacionalizaron las reservas del país tras un acuerdo entre varias fuerzas políticas que se alinearon con los deseos del presidente Andrés Manuel López Obrador, lo que restringirá la exploración y explotación de este mineral.
Uno de los principales impulsores de esta medida, Alejandro Armenta, senador de Morena, argumentó que la ley no es un “ataque” al sector privado. En ese contexto, Francisco Ortiz, especialista por la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Panamericana, señala en entrevista para BBC que se apuesta por que se otorguen a las empresas concesiones con controles y restricciones en algunas áreas de la explotación del litio.
En su experiencia como empresario que ha podido generar ingresos utilizando el litio y software inteligente, Fajer agrega que el aprovechamiento de este recurso irá evolucionando con la tecnología. Prueba de ello es el gran interés que se ha generado alrededor del yacimiento de litio más grande del mundo que se encuentra en Sonora.
En opinión de Oscar Campo, especialista del Instituto Mexicano de Competitividad A.C. (IMCO), México mejora su potencial competitivo gracias a su cercanía a Estados Unidos, ya que ambos países están unidos por el Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC); para él, se podría llegar a competir con Argentina, Bolivia, Chile, Perú y Brasil, países que encabezan la extracción de litio en América Latina.
Y es que los precios del litio no han hecho más que dispararse. Tan sólo entre 2014 y 2018, el precio de este recurso se multiplicó en un 156%. Como lo documenta el diario El País, el litio será todavía más necesario en los mercados en Norteamérica frente a las exigencias del T-MEC, sobre todo en la industria automotriz y su búsqueda por fabricar coches con 75% de sus partes producidas entre Canadá, Estados Unidos y México.
Fajer retoma la preocupación mundial por el cambio climático: “Si queremos combatir la degradación de nuestro entorno, tenemos que reemplazar las energías contaminantes por mejores sistemas que no dañen el medio ambiente”.
Con optimismo, predice que el litio ascenderá aún más en los mercados como el “nuevo petróleo”, sin los defectos de los combustibles fósiles y como una nueva opción para países en vías de desarrollo.
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