¿Ha llegado el apogeo de la ingeniería? Podría parecer una pregunta absurda cuando nos adentramos en 2023 con una crisis energética en Europa, una escasez mundial de talento científico y técnico, y un renovado interés por la soberanía industrial.
Sin embargo, a pesar de todos estos desafíos, seguimos viendo una creciente oleada de críticas, sobre todo en Europa, que consideran que la tecnología es incompatible con un futuro sostenible.
En los últimos tiempos, esta forma de pensar se ha arraigado incluso en algunas escuelas de ingeniería francesas, que piden a los estudiantes que cambien de rumbo en nombre de la protección del medio ambiente.
“La tecnología es una parte importante de la respuesta a los desafíos sociales y medioambientales a los que nos enfrentamos” En este inquietante contexto, creo que es importante no perder de vista algunas consideraciones muy pragmáticas, y tener presente que la tecnología es una gran parte de la respuesta a los desafíos sociales y medioambientales a los que nos enfrentamos.
Esto no quiere decir que los filósofos, sociólogos y otros especialistas en humanidades no tengan un papel que desempeñar, porque es evidente que vamos a tener que replantearnos fundamentalmente ciertos aspectos de nuestra forma de vida, nuestra relación con la naturaleza y quizá, incluso, cómo organizamos nuestras sociedades. Pero, al menos a corto plazo, nuestras prioridades son impulsar las energías renovables, poner en marcha la nueva generación de bombas de calor, desarrollar nuevas tecnologías de baterías, diseñar edificios de energía pasiva, inventar nuevos modos de transporte con bajas emisiones de carbono, etcétera. ¿Y cómo podemos hacerlo sin ingenieros?
Nos guste o no, nuestro mundo está configurado por la tecnología. Ha sido así desde que nuestros antepasados formaron los primeros asentamientos permanentes hace 15,000 años, y sabemos que ya no hay vuelta atrás. Los ingenieros siempre tendrán un papel decisivo en la delgada línea que separa la protección del planeta del crecimiento y el florecimiento de nuestras sociedades. Puede que otros tengan un conocimiento más profundo del mundo natural que nos rodea, pero cuando se trata de cómo interactuamos con nuestro entorno, los ingenieros tienen las respuestas. Rechazar esta realidad, tacharla de “tecnosolucionismo”, es condenarnos a la inacción y, en última instancia, a un futuro sombrío.
“Si quieres cambiar el mundo, hazte ingeniero” “Si quieres cambiar el mundo, hazte ingeniero”. Esto es lo que deberíamos decir a nuestros hijos. Porque son precisamente esta disciplina y esta vocación las que constituyen nuestra única palanca real para hacer realidad, a una escala relevante, nuevas formas de producir, vivir y consumir. Sus conocimientos son la clave de una elaboración de políticas más informada y su papel es crucial para el resurgimiento de la industria en nuestros países.
Por supuesto, los ingenieros de hoy aplican métodos y doctrinas diferentes de los de sus predecesores, y operar dentro de los límites planetarios será probablemente un aspecto cada vez más importante de su trabajo. Como ingeniero y director de una empresa que emplea a un gran número de ingenieros, he experimentado de primera mano los cambios que se están produciendo en el mundo académico y en la industria. Las principales escuelas de ingeniería han revisado sus planes de estudios para centrarse más en el cambio climático. Y en Thales, por ejemplo, nos hemos comprometido a adoptar principios de diseño ecológico en el 100% de nuestros nuevos productos a partir de este año.
Encontrar soluciones a los complejos problemas a los que nos enfrentamos - soluciones que tengan en cuenta el rendimiento medioambiental y la escasez de recursos - es precisamente la esencia de la ingeniería. Ya es hora de devolver a la ingeniería el lugar que le corresponde como vocación atractiva para los jóvenes de todo el mundo.
Nuestras noticias también son publicadas a través de nuestra cuenta en Twitter @ITNEWSLAT y en la aplicación SQUID |