A través de dispositivos y banda ancha, las personas pueden encontrar servicios, recursos y oportunidades, y aquellos que tienen acceso a ellos avanzan más. Sin embargo, todavía hay miles de millones de personas que se están quedando atrás debido a la falta de disponibilidad y costo de los dispositivos. Esta es la paradoja de la brecha digital, y afecta a comunidades, sociedades y economías a nivel mundial y América Latina no es la excepción.
Las principales instituciones internacionales del mundo están haciendo sonar la alarma sobre este tema. La Organización Mundial del Comercio cree que nivelar el campo de juego debería ser un enfoque estratégico para todos los que participan en la economía digital, porque cuando se dejan sin explotar cantidades tan considerables de potencial humano, nadie gana. Al mismo tiempo, las Naciones Unidas afirman que la desigualdad social se agravará a menos que las personas de todo el mundo se empoderen con la alfabetización digital.
‘’Aquí en Dell Technologies, como parte de nuestro plan Progress Made Real para impulsar el cambio social para el año 2030, hemos establecido un objetivo ambicioso de impactar las vidas de mil millones de personas con nuestra tecnología al promover iniciativas de oportunidades económicas, educativas y de salud. Pero es fundamental comprender los problemas que crean y agravan las desigualdades digitales, y cómo podemos trabajar juntos para promover una mayor inclusión digital en todo el mundo”, comentó Niurka Montero, Directora Senior para Centroamérica y Caribe en Dell Technologies.
Es un hecho que la inclusión digital está mejorando; el año 2020 resultó ser un punto de inflexión, con más de la mitad del mundo con acceso a Internet. Sin embargo, debido a que Internet se ha vuelto indispensable para nuestro estilo de vida, eso todavía deja a la asombrosa cantidad de 3.700 millones de personas sin acceso a Internet. Y estos desiertos digitales no son infrecuentes: las comunidades desatendidas se encuentran incluso en países desarrollados como los EE. UU. Independientemente de dónde se encuentre en el mundo, si hay comunidades rurales o de bajos ingresos, es probable que haya una falta de conectividad digital confiable.
La brecha entre los países con más y menos recursos en América Latina sigue empeorando como consecuencia económica de la pandemia de coronavirus. Y la brecha digital en la región sigue siendo igualmente marcada.
Si bien el 71 por ciento de las personas que viven en áreas urbanas de la región tienen opciones de conectividad, solo una de cada tres personas en las áreas rurales de América Latina tiene acceso a Internet, según un estudio. En total, hasta 244 millones de personas en América Latina y el Caribe carecen de una conexión constante a Internet, según el estudio, titulado “Conectividad rural en América Latina y el Caribe: un puente hacia el desarrollo sostenible durante una pandemia”, que se llevó a cabo a cargo del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y Microsoft.
El estudio analizó 24 países de la región. Entre los países con peor clasificación en términos de disponibilidad de Internet rural se encuentran Belice, Bolivia, El Salvador, Guatemala, Guyana, Honduras, Jamaica, Nicaragua, Perú y Venezuela.
Aunque casi el 50% de los latinoamericanos ya participan en el universo digital, este porcentaje se aleja de los niveles registrados en los países desarrollados de la OCDE, donde las tasas de uso de Internet rondan el 82,2%, lo que se traduce en una brecha superior al 28%.
Además de esto, también se debe tener en cuenta la heterogeneidad entre los países de la región. Mientras que en Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala el número de usuarios de Internet no supera el 30% de la población, en siete países -Bolivia, Perú, Paraguay, Ecuador, México, Panamá y República Dominicana- el número no llega al 50% , y solo en siete países supera ese porcentaje, con Chile a la cabeza, seguido de Argentina, Uruguay, Venezuela, Colombia, Brasil y Costa Rica, según la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT).
En todo el mundo, una de las principales barreras es el costo de los dispositivos y la conectividad. Sin él, las organizaciones no pueden llegar a aquellos a quienes sirven y esos individuos no pueden llegar a las organizaciones. IDC predice que la economía global alcanzará la “supremacía digital” para 2023, en la que más de la mitad del PIB mundial será impulsado por empresas habilitadas digitalmente, con graves implicaciones para aquellas que no pueden competir.
La tecnología digital también es fundamental para mantenerse conectado y productivo en tiempos de agitación o crisis. Durante la pandemia de COVID-19, el uso global de Internet aumentó un 70%, el uso de aplicaciones móviles se duplicó y los servicios de transmisión han experimentado ganancias masivas, y las organizaciones con sólidas operaciones en línea y acceso confiable a Internet podrían seguir creciendo y prosperando.
Mientras tanto, otras organizaciones, incluidas las pequeñas empresas y los servicios en persona fundamentales, sufrieron su falta de adaptabilidad digital. Uno de los servicios presenciales más frecuentes y esenciales es el sistema educativo, y aunque la escuela se ha movido en línea para algunos, UNICEF calcula que 154 millones de niños han perdido el acceso a sus recursos de aprendizaje.
El acceso digital es una preocupación especialmente grande cuando se trata de educación, porque hay dos formas clave en las que sus impactos se sienten de inmediato. En primer lugar, existen “grandes desigualdades”, por ejemplo, la falta de infraestructura, conexión a Internet, tecnologías de comunicación, dispositivos y otros activos tangibles que limitan la capacidad de los estudiantes para aprender.
En segundo lugar, están las “desigualdades blandas” resultantes, incluida la falta de conocimientos, habilidades y oportunidades que impiden que los jóvenes participen plenamente en la economía digital y construyan mejores futuros. No solo son necesarios los dispositivos digitales y la conectividad; es la formación y la alfabetización digitales lo que permite a las personas aprovechar al máximo estas herramientas. Necesitamos mirar más allá del acceso a Internet si queremos permitir la inclusión digital.
‘’Ofrecer mayores oportunidades de educación digital es un enfoque impulsor de Dell Technologies, que ha invertido más de $70 millones a nivel mundial en iniciativas STEM durante los últimos cinco años. Hemos establecido asociaciones estratégicas con casi 60 organizaciones sin fines de lucro que han impactado las vidas de 2.6 millones de estudiantes en nuestro ciclo de subvenciones reportado más recientemente, muchos de los cuales sirven a comunidades en Centroamérica’’, añadió Montero.
Ejemplos de ello son las organizaciones sin fines de lucro Junior Achievement, con sede en Panamá, la cual busca la capacitación a jóvenes en emprendimiento, conocimientos financieros y preparación para el trabajo en toda la región; y JUPA, una ONG con sede en Panamá que tiene como objetivo transformar vidas a través de la educación de los ciudadanos.
¿Qué pueden hacer las empresas y las organizaciones no gubernamentales para atraer a más personas a la economía digital? ‘’En Dell Technologies, creemos que una de las formas más significativas y efectivas es empoderar a los innovadores y las organizaciones sin fines de lucro para que marquen una diferencia directa en la vida cotidiana de las personas, y concentramos nuestros esfuerzos en impulsar la educación, la atención médica y las oportunidades económicas’’ finalizó Montero.
Junto con las iniciativas educativas discutidas anteriormente, Dell Technologies ha impactado 60 millones de vidas con inversiones en innovación y soluciones de atención médica emergentes, como telesalud en áreas rurales y asociaciones para ayudar a que la medicina de precisión sea la corriente principal. Y con la educación como clave para proporcionar las habilidades necesarias para la fuerza laboral global, aumentan las oportunidades económicas para los estudiantes y las comunidades en las que viven.
Como meta, para el año 2030, Dell Technologies quiere utilizar sus herramientas y experiencia para ayudar a 1,000 socios sin fines de lucro a transformarse digitalmente para servir mejor a sus comunidades. Todo esto requiere un esfuerzo de equipo, por lo que lanzaron un programa global de consultoría Tech Pro Bono, abierto a todos los miembros del equipo de Dell Technologies, así como a clientes y socios selectos. Los talleres tienen como objetivo desarrollar una comprensión más profunda de los desafíos que enfrentan las organizaciones sin fines de lucro y aprovechar las habilidades de los voluntarios para desarrollar soluciones que los ayuden a brindar un mejor apoyo a aquellos a quienes sirven.
Al llevar la conectividad de Internet a más y más áreas, las “carreteras digitales” están entregando información a más personas. Debemos estar enfocados en brindar las habilidades, la capacitación y la tecnología para ayudar a que esta carretera se mueva en ambos sentidos. Sigamos creando un mundo donde la tecnología digital habilite el potencial humano.
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