*Por Guillermo Bracciaforte COO de Workana.
En un año sin precedentes donde la digitalización irrumpió los hogares y la transformación digital cambió radicalmente la forma de trabajar en las empresas, es difícil prever qué pasará. Las compañías deben prepararse para los retos y desafíos que les trae este contexto dinámico, en donde el trabajo remoto es una tendencia que llegó para quedarse y que implica cambios para las organizaciones, la sociedad y nuestras propias vidas.
Constantemente nos preguntamos qué viene después de esta pandemia que aceleró las conversaciones sobre el trabajo, las oficinas, las personas, el talento y la vida. Aquí les comparto algunas reflexiones sobre el futuro inmediato del trabajo de cara al cambio de dígito:
- El trabajo dejó de ser aquel lugar al que vamos: los espacios de trabajo, las oficinas van a tener que re significarse. Ya nadie volverá a estar 100% con todo su equipo en espacios físicos, aunque se pueda, ya que el trabajo remoto es uno de los beneficios más valorados por los trabajadores en relación de dependencia, según un reciente estudio que realizamos en Workana el 96% considera que es un diferencial a la hora de buscar un nuevo empleo. Muchos ponderan este beneficio porque les permite integrar de cierta manera la vida profesional con la personal. Dónde estemos haciendo nuestro trabajo ya no es un problema. Hay que trabajar en otros estándares fuera del espacio / tiempo, preguntándonos cómo gestionar y trabajar con equipos en diferentes partes no solo del país sino del planeta para alcanzar los objetivos propuestos.
- Pensar en remoto: La organización del trabajo, para ser eficiente, deberá ser pensada como si todos estuviéramos remotos. Pensar en las tareas del equipo, en los recursos que se necesitan y en los líderes que llevarán a esos equipos a buen puerto. Todo debe acomodarse a esta nueva forma de pensar y hacer, de esta manera será mucho más sencillo pivotear entre ambos mundos (espacios físicos compartidos y equipo remoto. Aquellas empresas que opten por continuar trabajando de manera remota (total o parcialmente) deberán acompañar esta estrategia con una readecuación de su cultura empresarial, contemplando las particularidades que esta modalidad implica.
- Desarrollo de nuevas habilidades: Los líderes tendrán que sumar nuevas skills y explotar las personales para facilitar el trabajo de sus equipos. Los profesionales se enfrentan al desafío de estar preparados para afrontar entornos de trabajo que cambian continuamente.
- Trabajo basado en objetivos y personalización de modalidades de acuerdo a las necesidades: El trabajo será más flexible y el éxito del mismo será medido por el resultado ofrecido, no por las horas trabajadas. La mirada estará puesta en el profesional, bajo una cultura Professional Centric que permita trazar estrategias alrededor de las necesidades de los profesionales que forman parte de la empresa. En este marco, los empleados deberán tener un rol activo para visibilizar los resultados de su trabajo. Un recurso es trabajar en propuestas e ideas que les permitan generar valor agregado de una manera diferente a la que se daba de manera presencial.
- Nuevas formas de conectar: y generar vínculos. La cultura organizacional debe trascender el espacio físico pero también se deben crear nuevos modelos de relacionarse propios de esta nueva modalidad de trabajo que permitan mejorar el trabajo en equipo y el liderazgo remoto, porque ayuda a empatizar y comprender mejor a las personas más allá del rol que tienen en la empresa.
Es indudable el rol de la tecnología en esta transformación cultural y, aunque sin duda habilitará el desarrollo de estas nuevas e híbridas formas de trabajo, la adaptación dependerá de las personas. Es clave trabajar en el desarrollo de competencias personales que nos permitan trabajar y crecer profesionalmente en este nuevo mercado y adaptar a las organizaciones a las nuevas necesidades de los profesionales.