La discusión alrededor de las ciudades inteligentes y su incidencia en la calidad de vida de sus habitantes ha estado sobre la mesa desde hace un tiempo; y mientras algunos países han hecho avances tímidos al respecto, otros gobiernos han evidenciado sus beneficios y apalancado proyectos de alta envergadura que muestran resultados de corto, mediano y largo plazo. En un estudio de McKinsey Global Institute realizado en 2018 demuestra que la aplicación de soluciones digitales en las ciudades impactan positivamente la calidad de vida de las personas logrando generar un aumento de entre 10% y 30%, al tiempo que podrían ayudar con el 70% de los objetivos de desarrollo sustentable de las ciudades, reducir entre 8% y 10% las fatalidades que se presentan y de 10% a 15% el efecto invernadero.
¿Y cuál es la razón de esto? ¿Qué hace una ciudad inteligente? La premisa es simple: estos territorios aplican las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) para resolver problemas públicos a diario, buscando un impacto positivo en la calidad de vida a través de una mayor eficacia en los recursos disponibles en rubros como salud, servicios, seguridad, educación, impacto ambiental, movilidad, gasto, desarrollo de la economía, tiempo, conexión social, costo de vida, compromiso de la comunidad y desarrollo sostenible, por mencionar algunos.
En términos generales, las ciudades inteligentes logran una mayor colaboración con los ciudadanos a través de plataformas y dispositivos IoT (internet de las cosas), generando redes comunitarias que permiten realizar mediciones de humedad, polución, contaminación sonora y otras, que pueden apoyar a la administración pública en tomar acciones puntuales en algunas partes de la ciudad. Además, según el estudio de McKinsey, se estima que las soluciones digitales podrían lograr salvar entre 30 y 300 vidas al año en ciudades de cinco millones de habitantes, combatir entre 30% y 40% los actos delictivos, reducir el tiempo de los trayectos diarios entre 15 y 30 minutos, potencial de ahorrar entre 25 y 80 litros de agua por persona al día, aumentar los tiempos de respuestas en llamadas de emergencia entre un 20% y 35% y mitigar la carga de enfermedades entre 8% y 15%, sin contar que también podría llegar a una reducción anual de residuos sólidos no reciclables en 30 a 130 kg por persona, entre otros impactos positivos.
Según el IESE Cities in Motion Index 2020, las 10 ciudades más inteligentes del mundo en 2020 son Londres, Nueva York, París, Tokio, Reykjavic, Copenhague, Berlín, Ámsterdam, Singapur y Hong Kong. Y en Latinoamérica mandan la parada Santiago, Buenos Aires, Montevideo, Ciudad de Panamá y San José.
Pero hay otros casos que vienen creciendo a buen ritmo, y Furukawa participa activamente de la transformación digital de las ciudades para mejorar a cada día la calidad de vida de las personas realizando varios proyectos insignia en Brasil y región, desplegando todas las capacidades de sus soluciones de fibra óptica: en Búzios (primera ciudad inteligente de la región), 82 km de red óptica permiten soluciones TIC en telecomunicaciones, vehículos eléctricos, alumbrado público, medición inteligente, automatización de la red, generación distribuida, edificios inteligentes y clientes e integración social. En Niterói, los 78 km de red han sido usados para una gestión inteligente del tráfico con controladores de semáforos, cámaras de procesamiento digital de imágenes, UPS de semáforos, cámaras de circuito cerrado de TV, plataforma inteligente de gestión de sistema de transporte y PMV fijo, semi-pórtico y móvil. Y en Santos, la red óptica de Furukawa ha permitido una integración de la ciudad que incluye hospitales, centro integrado de seguridad pública, escuelas, 136 edificios de gobierno, 523 cámaras de vigilancia, 16 puntos de internet gratuito y 49 controladores inteligentes de semáforos. Furukawa también tiene presencia con su tecnología de fibra óptica en más de 31 ciudades de Perú con este tipo de soluciones.
Y es justamente en ese último país que más recientemente Furukawa ha sido el aliado tecnológico de un importante proyecto en Independencia, una municipalidad del norte de Lima que cambió su título de cuarto distrito más pobre de Lima metropolitana por el de ciudad inteligente. De acuerdo con el ingeniero José Pando, alcalde de la ciudad, un despliegue de 30 kilómetros de fibra óptica ha permitido avances en seguridad, salud, educación e interconexión.
En seguridad, en 2019 el municipio de más de 220 mil habitantes contaba con 18 cámaras y un 10% de interconexión a través de antenas, hoy, con la red de fibra óptica tienen 300 cámaras, 10 laptops reforzadas, 10 camionetas inteligentes, 10 drones de última generación, alarmas sonoras, cámaras con altoparlantes y pulsómetro para los vecinos y data centers que articulan toda la operación. Están, además, interconectados con el 105 (el número de la policía de ese país) a través de alertas 24 horas para actuar de manera efectiva ante cualquier acto delictivo.
En el frente de salud, el proyecto de ciudad inteligente ha permitido que el policlínico de la municipalidad cuente con interconectividad con los demás entes de salud locales, habilitando la disponibilidad de historias clínicas y otro tipo de información. Pese a ser uno de los municipios que tiene el presupuesto más bajo de la capital, han podido desarrollar campañas de salud digitalizadas, lo que ha sido muy beneficioso en tiempos de pandemia, permitiéndoles llevar un registro médico en tiempo real, realizar un mayor control de las pruebas moleculares y el análisis y estadísticas de seguimiento y registro de pacientes Covid, así como vigilar perímetros y ordenar los centros de vacunación, reduciendo así los índices de contagios.
El proyecto de ciudad inteligente también ha permitido que los servicios municipales tengan un mayor despliegue y una red que pueda soportar el acceso democratizado que se necesita, lo que se ha visto con “Tu muni en línea”, una plataforma de trámites y solicitudes; “PlaVin-Mdi”, en la que se revisan estados de cuenta, cuponeras virtuales y pagos online; “Aprendiendo con tu muni”, una plataforma clases online para niños y adultos mayores, charlas y talleres sobre salud y educación; y “Mi barrio es chamba”, un proyecto de reactivación económica que busca promocionar emprendimientos locales.
Todo lo anterior demuestra que los proyectos de ciudades inteligentes se vienen consolidando como una solución para los distintos países latinoamericanos, ofreciendo medidas para contrarrestar sus problemáticas diarias; y para su desarrollo, las redes de fibra óptica son aliados fundamentales.
Por: Iru Scolari, Market manager de planta externa de Furukawa LATAM/EMEA/SEA
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