El ecosistema en el que vivimos ha hecho que muchas empresas inicien el camino a la transformación digital impulsadas por una visión de futuro y la necesidad de mantenerse vigentes en el sector en que se desempeñan.
Por ello, es importante plantear a estas compañías una estrategia de ADE (Autonomous Digital Enterprise o Empresa Digital Autónoma, en español), una tendencia cada vez más creciente, con el objetivo de que esa transformación surja desde la médula de la organización y se extienda a todas sus áreas para ofrecer al cliente una experiencia satisfactoria.
De acuerdo con esta orientación, se apoya a las empresas a gestionar y reinventar sus negocios empleando softwares, soluciones y servicios que contribuirán a que evolucionen como una ADE. Esto se hace imperativo sobre todo ahora que nos desenvolvemos en un medio de conectividad generalizada, con un gran volumen de datos y en cambio constante.
Este modelo ubica el software en el centro de una estrategia corporativa orientada a la agilidad, el enfoque en el cliente y los conocimientos necesarios para respaldar la innovación y crecimiento en un mercado disruptivo.
En este sentido, una estrategia ADE se apoya en estos cinco pilares:
Ofrecer una experiencia de cliente trascendente basada en datos. Tratar de ser proactivos en lugar de reactivos, de tal manera que podamos adelantarnos a sus necesidades y hacer mucho más fácil el manejo de la tecnología. La convergencia de la misma debe estar tanto en las redes como en sus servidores y en cualquier punto de contacto con los consumidores. De esta manera, se “humaniza” la tecnología.
Aplicar la automatización en todas partes. Evitar errores humanos y automatizar las tareas y procesos repetitivos es muy importante. Asimismo, evolucionar la actividad humana dentro de las empresas automatizando la mayor parte de los procesos es imperante de tal forma que las empresas se dediquen a la creación de nuevos modelos de negocios enfocándose a su negocio principal.
Apoyar DevOps empresarial. Así se promueve la agilidad para la mejora continua a todo nivel en todos los procesos, desde la planificación, lanzamientos y gestión de cambios, entre otros, diseñando de forma ágil nuevos productos y servicios.
Impulsar los resultados empresariales basados en datos (IA). Esto implica extraer data de IoT, redes sociales y sistemas de interacción con el cliente con el fin de optimizar, ejecutar acciones y monetizar los activos de datos.
Garantizar la ciberseguridad de las organizaciones. Desde combinar soluciones habilitadas para IA con un entorno de crowdsourcing para detectar amenazas hasta adoptar prácticas maduras de acceso y autenticación dentro de un marco de Zero Trust.
Si bien todo lo anterior es útil para cimentar la transformación digital de las empresas de cualquier rubro, lo cierto es que -por ejemplo- el financiero es uno de los mercados que más ha expuesto sus aciertos (o desaciertos) de cara a la actual pandemia generada por la Covid-19.
Y es que la aparición de las Fintech revolucionó este sector y lo ha vuelto altamente competitivo. En este caso lo ideal sería que los bancos tradicionales tengan relación con estas nuevas entidades tanto para respaldar sus operaciones como para ofrecer beneficios diferenciales a los usuarios más allá de solamente digitalizar su oferta.
Finalmente, en todas las industrias es esencial que las organizaciones con ganas de evolucionar implementen tanto softwares como servicios calificados, basados en la automatización y la IA. De tal manera, que puedan avanzar en este camino a convertirse en Empresas Digitales Autónomas, abriéndose así a un mundo de oportunidades.
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