Tomado de Lasklobeke.com
El surgimiento simultáneo del teléfono inteligente y las redes sociales ha transformado el comportamiento de toda una generación. Existe evidencia convincente que los dispositivos en manos de los jóvenes están teniendo un efecto profundo en sus vidas, algunos muy negativos. La llegada del teléfono inteligente ha cambiado radicalmente cada aspecto de la vida de los jóvenes, desde la naturaleza de sus interacciones sociales hasta su salud mental. Todas las actividades asociadas a las pantallas están conectadas con menos felicidad y las actividades de conexión física con más felicidad. Es parte del estudio realizado por Jean Twenge, una psicólogo y autora reconocida que investiga diferencias generacionales, incluyendo valores asociados al trabajo, objetivos en la vida y la velocidad del desarrollo.
El teléfono inteligente
Típicamente las características que definen a una generación comienzan a aparecer en forma gradual y continua. Alrededor del año 2012 se comenzaron a notar cambios abruptos en los comportamientos y estados emocionales de los jóvenes. Ese fue el momento preciso cuando la proporción de los estadounidenses que poseían un teléfono inteligente superó la barrera del 50%. Muchas de las características distintivas de la generación de los Millenials comenzaron a desaparecer. El encanto de la independencia, tan poderoso en las generaciones anteriores, comenzó a tener menos influencia en estos jóvenes.
Nacidos entre 1995 y 2012, los pertenecientes a esta generación están creciendo con teléfonos inteligentes, tienen una cuenta de Instagram antes de entrar al bachillerato, no recuerdan una época sin Internet y su vida social ocurre en su teléfono. Se sienten más cómodos en sus habitaciones que en un auto o en una fiesta. Tienen relaciones sexuales un año más tarde que la generación anterior y se preocupan mucho menos por ganar dinero. Tardan más en aceptar las responsabilidad y los placeres de ser adultos. Indudablemente, transformaciones en la economía y en la crianza tienen su componente en esto. A pesar de compartir más tiempo bajo el mismo techo con los padres, tienen menos cercanía a ellos que las generaciones anteriores.
Depresión
Psicológicamente estos jóvenes son más vulnerables de lo que eran los Millenials, las tasas de depresión y suicidio entre los jóvenes se han disparado desde el año 2011. Mientras más tiempo están pegados a sus pantallas, mayor probabilidad que reporten síntomas de depresión. De la data que se ha recolectado se extrae una imagen de una generación solitaria y dislocada, con presencia de soledad y depresión. Los jóvenes que dedican 3 horas o más diarias a dispositivos electrónicos tienen una probabilidad 35% mayor de tener un factor de riesgo para el suicidio, como por ejemplo preparar un plan de suicidio. Obviamente, depresión y suicidio tienen muchas causas; exceso de tecnología no es la única. Además, los medios sociales exacerban la preocupación histórica de los jóvenes de sentirse excluidos. Ellos documentan implacablemente en Snapchat, Instagram y Facebook. Aquellos que no son invitados están absolutamente conscientes de ello.
Las niñas
Esta tendencia es particularmente aguda en las niñas. El porcentaje de niñas jóvenes que se sienten ignoradas aumentó 48% entre 2010 y 2015, comparado con 27% entre los varones. Las niñas utilizan los medios sociales con más frecuencia, generándose así más oportunidades de exclusion y aislamiento, y también son las que han tenido el grueso del crecimiento en síntomas depresivos. Las consecuencias más graves para las niñas pueden estar asociadas al hecho que tienen una mayor posibilidad de sufrir cíber-bullying. Los varones tienden a acosarse físicamente, mientras que las niñas mas probablemente lo hacen socavando el status social o las relaciones.
Sueño
Es muy frecuente que los jóvenes duerman con su teléfono, colocándolo debajo de la almohada, sobre el colchón o por lo menos al alcance de los brazos. Revisan las redes sociales antes de ir a dormir y buscan su teléfono al despertarse en la mañana, Si despiertan durante la noche es muy posible que también hagan un chequeo del teléfono. Puede ser una comodidad, pero el teléfono está disminuyendo el tiempo de sueño de los jóvenes. Encuestas muestran que los jóvenes que le dedican 3 o más horas a sus dispositivos electrónicos tienden a dormir menos que aquellos que le dedican menos tiempo. La privación del sueño está conectada a innumerables temas, incluyendo pensamiento y razonamiento comprometidos, susceptibilidad a enfermedades, aumento de peso y alta presión arterial. También afecta el estado de ánimo: aquellos que no duermen suficiente son más propensos a depresión y ansiedad.
Qué hacer
La recomendación a un jóven adolescente feliz sería: guarda el teléfono, apaga el laptop y ponte a hacer, cualquier cosa, que no involucre una pantalla. Es obvio que restringir la tecnología puede ser una exigencia irreal a una generación acostumbrada a estar siempre conectada. Quitarle el teléfono de las manos será difícil, todavía más compleja que los esfuerzos quijóticos tratando de apagar MTV y tomar un poco de aire fresco. Hay que tratar de inculcar la importancia de la moderación.
Se hace referencia a Have Smartphones Destroyed a Generation? . Tomado de Lasklobeke.com