Desde el 2016, todos los 11 de febrero se conmemora el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, que busca lograr un acceso equitativo y participación plena de las mujeres en está área, tradicionalmente ocupada por hombres. Ante esta situación, es importante preguntarse: ¿A qué se debe está baja participación femenina? ¿Que nos está deteniendo? y ¿cómo podemos sumar más talento?
En efecto, son varias las barreras y los factores que han provocado una baja cercanía de las mujeres con la ciencia y tecnología. Según el estudio “El futuro de la tecnología: inclusión femenina”, que desarrollamos en Laboratoria en el marco de nuestra alianza con BID Lab, identificamos ocho barreras para la incorporación de las mujeres en el sector tecnológico. Una de ellas es el impacto restrictivo de los roles de género, que supone un obstáculo al desanimar a las mujeres en la búsqueda de trabajos remunerados y encasillándolas aún en la actualidad a las labores de cuidado.
Por otra parte, la presencia constante de estereotipos y sesgos inconscientes desanima las aspiraciones que las niñas puedan tener sobre desarrollarse en STEM (Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, por su sigla en inglés) debido a que se insinúa de entrada que las mujeres no son bienvenidas en dichos espacios, incrementando así las dudas sobre sus propias capacidades y haciéndolas creer que para desarrollarse en estas áreas deben ser realmente sobresalientes para estar a la altura de lo que podría hacer un hombre.
Por último, otra de las barreras que preocupa es la histórica falta de equidad en el reparto de las tareas domésticas. El estudio evidenció que las mujeres dedican en promedio 34.5 horas a la semana a estas actividades, casi tres veces más que los hombres; fenómeno que ocurre en toda la región Latinoamericana. En Chile, México y Perú, este tiempo promedio supera las 40 horas, por lo que se transforma incluso en un trabajo de tiempo completo y, en consecuencia, también una de las principales dificultades para incorporarse a la vida profesional, debido a que deben compatibilizar su trabajo con las actividades domésticas no remuneradas, lo que implica una carga de trabajo excesiva.
De esta manera, como mujeres hemos tenido que luchar constantemente contra estos desafíos para poder incorporarnos a un área dominada mayoritariamente por hombres. Es fundamental que sigamos creciendo y fortaleciendo nuestra presencia en la ciencia. Según cifras de la Unesco, la tendencia internacional es que solo 3 de cada 10 personas en ciencia y tecnología son mujeres.
Como organización, hacemos un llamado a sumar más talento femenino, avanzar hacia un mundo más inclusivo y equitativo y a dejar de lado los estereotipos que no nos dejan crecer. Y tenemos que empezar todo ese proceso por las jóvenes, que todavía tienen un largo y exitoso camino por recorrer. ¡Por más niñas y mujeres en la ciencia!
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