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Sep 11

¿Por qué automatizar?

¿Por qué automatizar?

En el contexto informático actual referirse a la automatización de procesos provoca grandes oposiciones. En primer lugar, porque se entiende como un cambio de ejecución en la forma que se conducen las empresas o los negocios. Se trata, por lo general, de una inquietud para los que no saben del tema y también para los expertos, especialmente desarrolladores de software y encargados de realizar la operación manualmente. Es claro que implementar la ejecución automática al interior de una organización es un cambio de gran impacto: técnicos y profesionales no están sensibilizados, en una etapa inicial, aunque todo cambia una vez que se aprecian los verdaderos resultados de la ejecución de esos procesos que luego se automatizan.

Según datos de la consultora McKinsey, un 50% de las actividades en la economía mundial se pueden automatizar y para finales de 2022, el 85% de las grandes organizaciones habrán implementado herramientas de automatización.

El estudio de la automatización de procesos establece que su correcto análisis está en directa relación con el tipo de gestión u organización que se está automatizando. Si la compañía administra una cantidad de datos reducida es relativamente sencillo manejar y controlar información mediante una ejecución manual. En cambio, si el volumen de datos es significativo la automatización es la vía indicada.

La automatización no es la ejecución de procesos en forma paralela. La automatización de procesos es un importante control de los datos y de esos mismos procesos que garantiza calidad en la ejecución y la disponibilidad de la información, disminuyendo errores y aprovechando cada recurso material y humano de la corporación. De esa forma, se fijan estándares de programación y ejecución, y se transparenta la lógica de los negocios para cualquier área que esté involucrada en la gestión corporativa. Según estudios de Gartner Dataquest, el mercado de la automatización debiera aumentar permanentemente en un 6.5% anual, considerando que lo que se busca reducir son los costos y el error humano.

Actualmente, en el mercado local existe un aumento creciente en el número de proveedores de modernas aplicaciones para automatizar. Se trata de un fenómeno que se explica, porque los usuarios siguen solicitando más sistemas y procesamiento a partir de las necesidades que nacen de las tecnologías y desde la sofisticación de la infraestructura TI. En otras palabras, las empresas visualizan oportunidades para automatizar una mayor parte de sus procesos de negocios. Entonces, los mismos proveedores han comenzado a ofrecer tecnologías y productos, considerando el apoyo de programación basado en el tiempo, en eventos de programación y adaptadores para la integración con aplicaciones de automatización.

Y son justamente estos mismos proveedores los que han llevado la automatización a un nuevo concepto denominado centro de control, espacio donde los clientes no sólo pueden definir un flujo de trabajo, sino también seguir y controlar estos procesos, entendiendo además que se trata de una instancia de relevancia empresarial que permite personalizar la gestión, aplicar seguridad, reducir costos y mejorar la capacidad de respuesta. Tanto así que ya se encuentran en el mercado algunas herramientas para administrar, visualizar y controlar las cargas de trabajo de una forma eficiente. Así, los administradores TI pueden focalizarse a los procesos y generar una mejor comunicación. Eso, reduce costos de formación y mejora la capacidad de respuesta a las prioridades del negocio.

Otra tendencia que está creciendo fuertemente es el software de automatización de procesos robóticos, una tecnología clave para sectores como la Industria 4.0 y que protagonizará innumerables mercados en los próximos años. Según Gartner, el gasto en este software alcanzará este año los 680 millones de dólares en todo el mundo y seguirá creciendo un 60% al año hasta llegar a los 2.400 millones de dólares para 2022.

Es fundamental, entonces, comprender que el procesamiento de la información no pasa exclusivamente por disponer de procesos adecuados, sino que de acompañar con una correcta aplicación que genere seguimiento a esos procesos y permita a la organización incrementar la posibilidad de prevenir y desempeñarse ante situaciones complejas.