Por Juan Carlos Garavito, Director General de ClarkeModet Colombia y Responsable de la Región Andina.
La abundante oferta de bienes y servicios en el mercado, y las coyunturas con dinámicas cambiantes e insospechadas, como la del último año, han hecho que empresas, grandes y pequeñas, tengan la continua necesidad de desarrollar nuevas soluciones que aporten más valor a los usuarios y a los clientes, frente a los ofrecidos por la competencia.
Para diferenciar sus productos, las compañías utilizan la innovación, como respuesta para hallar nuevas oportunidades y para atreverse a hacer posible lo imposible. Esta dinámica de inversión de tiempo y recursos en proceso de Innovación, investigación y desarrolllo tiene por resultado una creación intelectual, la cual se convierte en un intangible para las Pymes y grandes empresas que debe ser protegido de usos no autorizados.
Nada representa tanto valor y riqueza dentro de las organizaciones como sus invenciones tales como: patentes, modelos de utilidad y diseños industriales, signos distintivos como marcas, lemas comerciales y nombres de dominio o secretos empresariales y know how.
Todos los empresarios, tanto los emprendedores, como las Pymes y las multinacionales deben entender que sus creaciones debidamente cuidadas y gestionadas con la protección intelectual, son la clave para competir en mercados cada vez más desafiantes.
Todos los 26 de abril se celebra Día Mundial de la propiedad intelectual, fecha declarada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en el año 2000. Y qué día más especial para invitar a todos los líderes y directivos de las empresas a que conozcan más a fondo sobre las diferentes herramientas que existen en el sistema de propiedad intelectual, y cómo éstas logran proteger y explotar intangibles, alineándose a los modelos de negocio y las estrategias competitivas en mercados nacionales e internacionales.
La creación intelectual contribuye a la competitividad global, la expansión, a nuevas oportunidades de crecimiento y a la capacidad del emprendedor o empresario para identificar diferenciales valiosos como parte de su propuesta de valor. En ese proceso, la propiedad intelectual está llamada para defender este conocimiento y así generar una ventaja competitiva sustancial y sostenible en el mercado.