- El 40% de los titulares de tarjetas de crédito tienen la costumbre de permitir que otra persona use su tarjeta
- Seis de cada 10 personas permiten a un familiar inmediato, cónyuge e hijos tomar prestada su tarjeta de crédito.
- 7 de cada 10 accede a compartir por whatsapp principalmente una imagen (foto) de la tarjeta de anverso y reverso, con toda la información para ser utilizada.
- El fraude de tarjetas de crédito costó más de 30.000 millones de dólares en 2021.
Las tarjetas de crédito son uno de los principales medios de pago del mundo en la actualidad, de ahí que esté en la mira de los delincuentes. Existen dos tipos de fraude con tarjetas de crédito:
Presentes, que se producen cuando un vendedor pasa la tarjeta por un dispositivo que almacena su información y luego la utiliza para cargarle compras no realizadas por el usuario legítimo, típicamente: gastronomía, estaciones de servicio, circulo íntimo, etc.
No presentes, que ocurren cuando la información del titular de la cuenta bancaria es robada y utilizada sin tener la tarjeta de crédito en mano. Estos últimos, son los más comunes, y suelen ocurrir por Internet, principalmente por caer en correos electrónicos de phishing o suplantación de identidad.
El skimming, combina presencial/no presencial, es un delito que consiste en extraer los datos de la tarjeta de crédito y utilizarlos para fabricar tarjetas de crédito falsas o comprar artículos utilizando los datos del propietario. Históricamente esta técnica de fraude se aplicaba en cajeros automáticos pero con el auge del comercio electrónico los delincuentes comenzaron a apuntar a los canales on-line, primero dirigiéndose a los sitios de comercio electrónico pero ahora el nuevo objetivo son LAS PERSONAS.
La cantidad de filtraciones y violaciones de datos alcanzó valores récord en los últimos dos años de pandemia, que se traducen hoy en daños por fraude y robo y suplantación de identidad.
Aunque las violaciones de datos son, el riesgo más común, el llamado “fraude familiar” o de “círculo íntimo” no es tan inusual y la tendencia es creciente. La mayoría de las veces, cuando pensamos en el robo de identidad, pensamos en una mala persona detrás de una computadora en un país extranjero, peor no es siempre el así, los casos de fraude familiar incluyen a miembros de la familia, parientes, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, de estudios, etc.
La gran mayoría de estos son oportunistas, el perpetrador ya conoce la información personal de la víctima o tiene fácil acceso a ella, ya lo estudió a partir de la facilidad que ofrece la cercanía.
A diferencia de otros tipos de fraude o robo de identidad, en el fraude de cercanía no siempre existe la intención de dañar. Un miembro de la familia o un amigo, por ejemplo, puede justificar el uso fraudulento de la identidad de otro como una necesidad temporal para satisfacer una necesidad o una patología. El fraude de cercanía tiene también trampas emocionales y legales, denunciar ante las autoridades puede significar una investigación policial y esto implica meter en problemas a un ser querido o cercano.
Es importante tomar medidas para limitar el acceso de los demás, especialmente en situaciones de vivienda en las que un mayor número de personas tiene acceso potencial.
Incluso medidas tan simples como un cajón cerrado con llave o una pequeña caja fuerte pueden evitar que los visitantes ocasionales accedan a documentación sensible sin ser notados. Proteja con contraseña las computadoras y otros dispositivos, use la identificación táctil o el reconocimiento facial si está disponible. La gente, revuelve cajones, todavía roba el correo y revisa la basura.
- No perder de vista la tarjeta al hacer una transacción.
- No dejar espacios vacíos en los recibos y tachar todos los espacios en blanco encima del monto total.
- Destruir las tarjetas de crédito antiguas que no se usen.
- Informar de cualquier cargo en la cuenta de la tarjeta que parezca sospechoso.
- No dar información de la tarjeta por teléfono, a menos de que hayas iniciado la llamada.
- Salir a la calle sólo con las tarjetas que se vayan a utilizar.
- Avisar al banco si cambias de dirección o salís de viaje.
- Guardar todos los recibos y compararlos con el estado de la cuenta.
Por otra parte, al comprar en Internet, se recomienda:
- No hacer click en un enlace de correo electrónico donde pidan información personal.
- Comprobar que la página web sea segura, y desconfiar si hay textos incoherentes o imágenes que no se muestran.
- Antes de realizar un pago, comprobar que la dirección de la página web comience con ‘https’ y que tenga relación con el producto, la marca o el eCommerce con el que querés transaccionar.
- No enviar detalles de la tarjeta de crédito por correo electrónico ni redes sociales, ni por sistemas de mensajería.
- Averiguar sobre el vendedor online.
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