La pandemia ha dado un duro golpe a muchas ciudades del mundo. Mientras intentan recuperarse de las consecuencias económicas y sociales de la COVID-19, la idea de las ciudades inteligentes está llamando la atención como nuevo motor de crecimiento y estrategia de desarrollo. En muchos países, la prestación de servicios inteligentes se empieza a incorporar en las actividades cotidianas con el fin de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
En la actualidad, las ciudades son el hogar de un poco más de la mitad de la población mundial y, según la ONU, se espera que esta cifra aumente hasta el 68% en el año 2050, ya que las zonas urbanas recibirán otros 2,500 millones de residentes. Esto conlleva a un aumento de los retos medioambientales, sociales y económicos.
Las ciudades inteligentes aplican tecnologías de la información con infraestructuras que ayuden a garantizar eficacia en el uso de recursos, un desarrollo sostenible y, en general, para hacer frente a los desafíos antes mencionados.
Uno de los rasgos más característicos de las ciudades inteligentes es su capacidad para asimilar las nuevas tecnologías. Es importante tener en cuenta que en una ciudad inteligente las aplicaciones tecnológicas están estrechamente relacionadas y generan cambios a muchos niveles.
Entonces, ¿Cuáles son las tecnologías que se deben priorizar para que una ciudad pueda ser inteligente? A continuación, enlistaré las más relevantes:
Big Data y Cloud Computing: el uso de grandes masas de datos es clave para las administraciones públicas y las empresas privadas a la hora de, por ejemplo, procesar millones de archivos o controlar los flujos de transporte. Los sistemas de Big data almacenarán y procesarán la información de las aplicaciones de las ciudades inteligentes de manera eficiente para producir información que mejore los diferentes servicios. Además, los macrodatos ayudarán a los responsables de la toma de decisiones a planificar cualquier expansión de los servicios, recursos o áreas de las ciudades inteligentes.
El Big Data deberá orientarse a reforzar los valores democráticos, la seguridad o la inclusión social de las ciudades.
Inteligencia Artificial (IA): al igual que con el Big Data, el verdadero potencial de la inteligencia artificial no está en lo que puede hacer por nosotros, sino en las auténticas soluciones que nos aportará gracias al machine learning. La IA llevará a cabo las tareas y acciones programadas, al tiempo que permitirá explorar nuevas oportunidades que puedan mejorar la forma de vida evolucionando cada día.
Como ejemplos de estos avances en la 4ª Revolución Industrial ya se pueden incorporar programas tecnológicos fusionados con la inteligencia humana para crear espacios ciber físicos que incluyan sensores de tráfico, cámaras de video, avisos de espacios de estacionamiento, sensores ambientales, contadores inteligentes, entre otros.
IoT (Internet of things): El IoT conecta la tecnología de una ciudad inteligente. Los dispositivos del IoT incluyen sensores, luces y contadores que recogen y analizan datos. Su objetivo es impulsar la digitalización e interoperabilidad de los servicios que presta una ciudad.
Conectividad: La calidad y la fiabilidad de la conectividad se convierten en elementos críticos para una ciudad inteligente, especialmente para las organizaciones gubernamentales y empresas que dependen de ella como consumidores de datos generados por una amplia gama de herramientas conectadas y como proveedores de nuevos servicios.
Si hablamos de conectividad, es importante mencionar uno de sus aspectos más relevantes: las redes de comunicación inteligentes, que están muy relacionadas con la implantación del 5G. Si bien apenas comenzamos con avances en este sentido, las redes 5G contribuirán a la mejora del IoT al permitir la interconexión de hasta 20,000 millones de dispositivos.
A medida que aumenta la urbanización, las nuevas tecnologías están ayudando a las ciudades a maximizar sus recursos y a aumentar la eficiencia en todas las facetas de la vida urbana. Una ciudad verdaderamente inteligente recopilará y abordará los principales problemas actuales, pero también mitigará los retos emergentes que pueden suponer un elevado costo socioeconómico.
El proceso hacia la conversión de una ciudad actual a una ciudad inteligente y sostenible será fundamental, pues abarcará múltiples áreas del sector tecnológico, de gobiernos y empresas privadas, así como de las comunidades que deben comprometerse y movilizarse para construir objetivos comunes para mejorar la calidad de vida. Es necesario comenzar a dar pasos hacia esta revolución 4.0 y estar preparados para lo que sigue.
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